Palabras que no te enseñarán en el Kinder
(fragmento)
1.- Miedo
Mami, ¿por qué seguimos en pijama?
Explicarte verbos tristes como ¨encerrar¨
será lo primero que haré.
Luego, que para salir, falta un número incierto de lunas.
Es así el tiempo algunas veces, otras, lo medimos en tablas de mar.
Las horas son canciones infantiles sobre gatos que ya no escapan por los techos.
Este es el encierro, Cora, confundir las cosas hasta decir, por ejemplo:
cada azulejo en el baño es el fondo seco de algún río.
La canción te hizo llorar.
Te digo: vamos a salir
Te pongo tus mejores ropas, daremos vueltas en la terraza,
serán diez,
la perra nos seguirá como el sol,
subiremos las escaleras en un pie, te pondré tu disfraz de león
apagaré las luces y te contaré una a una la historia de cómo han ido desapareciendo los mamíferos.
Entonces, estarás por primera vez en desacuerdo…
Te veo llorar…
Mami, ¿por qué te vas si seguimos en pijama?
Explicarte verbos tristes como ¨escapar¨
Es lo que aprenderás cuando me veas huir hasta el carro
para coger la botella escondida debajo del asiento.
I
Una cama es también una prisión
o una caja de cartón que se lleva a cuestas.
Mi carnet de identidad dice que yo existo,
que soy un número comparable
con la cantidad de moscas que visten la naranja de mi plato.
Nos han dejado dormir junto a esta pared
que es también el final de un puente.
Una pared en la que se lee:
NO ORINE AQUÍ, LO ESTAMOS FILMANDO.
Entonces en la filmación se vería:
perros que escoltan un camino de huesos,
zapatos como peces que saltan en un camión de basura
hombres que estiran las manos,
manos que buscan papel de arroz y lentejas,
una madre que llora cuando un niño pregunta:
¿por qué el frío es tan rudo con nosotros?
Nos han dejado
AQUÍ,
Con un golpe seco
haciendo en cada esquina
una película sobre un hombre que muere cubierto de azúcar.
Aquí, como un asunto pendiente:
Somos los números que despiertan
demasiado cerca del suelo.
II
Mi carnet de identidad dice que soy una ciudadana
y en mis sueños mi familia llena la sala de espera
con tarjetas y globos en los que se lee:
“Mejórate pronto”
Pero curarse de algo aquí es un ejercicio de agotamiento.
Hay un paciente, por ejemplo,
que lleva 5 días frente a un anuncio de la administración,
que en letras grandes y rojas declara:
“Por favor, haga silencio”.
Alguien ha reparado en el favor que se le pide
y ha empezado
repentinamente
a gritar.
III
Señora, su casa ha sido declarada en RUINAS
luego de que su pareja la demoliera a golpes.
A todos los que miran por las ventanas les digo:
en mi carnet de identidad soy los nombres
de miles de mujeres y niñas que una vez escaparon de la escuela;
que una vez quisimos escondernos bajo el agua
y, en el agua, pensar en lo hermoso que sería ver nadar un elefante;
que subimos el volumen de la radio para dibujar en secreto
el lugar donde nos tocaron nuestros tíos;
que bajamos el volumen de la radio para contarles a las niñas
por qué hay tantas velas encendidas en los altares;
que no pudimos guardar las manos,
no pudimos con las ganas de agarrar un cuchillo;
que ahora tendremos hijos en una celda
que es como un pedazo de carne y siempre sangra.
Estamos aquí, impregnadas por el olor de nuestra historia
por eso solas
por eso a tientas
sin dar un grito.
A todos los que miran por las ventanas les digo:
Un día de estos su silencio matará al mío.
V
Solo cuenta hacia atrás.
Cuenta hacia atrás desde el número 3.
Las cigarras inundarán la habitación.
Nadie sostendrá tu mano.
Sentirás que dormir es como pensar
en esa cara que se llena de lunares
hasta volverse irreconocible.
Mi carnet de identidad dice que esta vez
NO debemos mencionar nuestro apellido.
Debemos dar un nombre común
para que nuestro caso se escurra en los historiales.
Pero soy la que cose el corazón de tu gato para que no se muera.
La que sostiene la mano de tu hijo mientras pinta una isla en un atlas.
Soy la que limpia la sala mientras hablas sobre organizar una marcha
y, en la marcha, tiro piedras desde el lado contrario.
Te prescribo medicinas cada vez que dices haber perdido la memoria,
pero soy la de falda verde, la que intentaste llevarte de la fiesta.
Lees sobre mí en una revista que censura las cifras porque somos demasiadas.
Escuchas sobre mí en la radio queriendo aprobar una ley que nos proteja de esto.
Conduzco el taxi que la lleva lejos, que la deja afuera de un lugar clandestino.
Soy la que escribe sobre esa tarde y espera que nadie llame y la denuncie:
Ella contó hacia atrás.
Contó hacia atrás desde el número 3.
Las cigarras,
la mano cayendo,
el lugar clandestino,
el taxi y su olor,
el metal entrado
y saliendo
como
un glaciar,
el goteo rojo,
la culpa,
el duelo,
el silencio.
Gabriela Vargas Aguirre: (Guayaquil, 1984). Poeta y diseñadora gráfica. Por su primer poemario —La ruta de la ceniza (Editorial La caída, 2017) — fue beneficiaria de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio en la convocatoria 2016–2017. Resultó ganadora del II Premio Internacional de Poesía Vicente Huidobro, en el 2020, con su segundo libro Lugares que no existen en las guías turísticas, publicado en Valparaíso Ediciones (España, 2021). Consta en varias antologías de poesía ecuatoriana y latinoamericana como Bandada. Novísima poesía ecuatoriana (2014), Liberoamericanas. 140 poetas contemporáneas (2018) o País Imaginario. Escrituras y transtextos. Poesía. (2018). Ha sido invitada a varios festivales nacional internacionales como el Festival de poesía de Bogotá y el Festival de poesía de Lima.
CURADURÍA: Sean Salas (Costa Rica)