MAURICIO MOLINA DELGADO | AJKÖ KI No 2

MAURICIO MOLINA DELGADO | AJKÖ KI No 2

 

 

ODA A G. HAGI

 

Hagi,

el viejo anda en bata negra

y parece no escuchar las voces.

Con un gesto de su boca blanca

dice basta.

La bella diosa juega con su alacrán,

el viejo sale de su cueva

con el candil rumano

y la botella de vino azul.

En Bucarest ya nadie cree en flores, Hagi,

pero sales con un par de lirios en los pies

y caminas por una ruta de astros de Hachís.

Te persigue cansada la Vía Láctea

cuando llegas a Madrid a venerar tu secreto.

Anoche te dabas un beso húmedo

con la arpía de cabellos rubios

Ahora cantas una canción de fuego y luna

en honor del último de los Cárpatos.

 

(Pero el míster no te escuchaba, Hagi)

 

El conde está de malas

y se acuesta refunfuñando

mientras se hace de madrugada.

Se ha mirado en el cristal

pero no ha visto su rostro:

mira a Alicia,

que llora en el cuarto de los espejos

y llora,

no a través

sino desnuda, delante del espejo.

 


 

GOLEM Y ESPEJO

 

Comió de tu mismo plato

caminó las mismas callejuelas de Praga

mientras el viento y la lluvia mojaba

a la mujer que ambos amaron.

 

Hoy pregunta el Sr. Meyrink

quién es aquél al que dieron vida las

agrias palabras del Rabino.

 

Escondido en su parapeto

de sombras y de fuego,

como un filósofo antiguo,

invocando los misterios de Orfeo;

atado a su pequeña cuerda de siglos

el titiritero se pregunta

¿quién es la marioneta?

¿cuál es su nombre?

 


 

NOVELA NEGRA

 

Aquel pájaro maltés de la muerte

fue definitivo.

 

Luego aquellos ojos donde ella mezclaba el amor con la codicia,

mirándote desde el fondo

de un vaso de scotch.

 

Mal te ocultabas, detective,

entre viejas gabardinas,

cartas marcadas de póker,

y maneras de hombre rudo.

 

Ella cruzaba la pierna

como guardando un tesoro

-que valía lo mismo que la muerte-

y entre pintura de labios

ahogaba un cigarro de tabaco oscuro

que seguirá por siglos

llorando ceniza y humo.

 

Tú imaginabas un volcán

y tu corazón se hacía trizas

como víctima del Vesubio.

 

Todo lo calculaste:

Los policías corruptos

brindando en el nombre de La ley seca

y los muertos que aparecían como títeres

de San Valentín en tu memoria borrosa.

Y llevabas su sangre como tinta negra

bailando entre los pliegues de un pañuelo

que olvidaste entre las calles de la ciudad.

 

Pero en tus cálculos

solo un corazón cansado entre fuga y fuga

se sienta a escuchar el lamento de los trenes.

 


 

CREDO

 

Dios es blanco

como la cal

Dios es hombre como el pasto

Es múltiple como la arena

Es uno como el océano

Bueno como el calor

de un amante / de una amante

Duro como el globo del ojo

 

Dios es firme como la pistola del sicario

Como las muletillas del torero

y la saliva del toro

 

Se deja balancear

como los elefantes de la canción

que no son Uno

sino múltiples

(pero en el fondo son uno)

 

Uno y múltiple

como los querubines

Como los ángeles

que también son negros

Como el café

y como la noche que el café

vuelve eterna

  


 

UNIVERSO INFINITO Y MUNDOS POSIBLES

 

…que el lugar de las almas condenadas está en mitad del sol

FRAY MANUEL ANTONIO DE RIVAS (1775)

 

Los habitantes del sol

no conocen

la sed ni la noche.

Contemplan el fantasma del Siroco

como una hoguera sin polvo.

 

Son ciegos.

Son sordos.

En sus religiones no sopla

la virtud del alma

porque desconocen

las sombras y el aliento.

 

Ellos construyeron sus ciudades,

sus trenes,

sus templos de dioses oscuros

que en el ir y venir lento

de radiantes olas de luz

parecían agujeros negros

y profundos.

 

Soñaron sus propias faunas,

sus bestias.

Levantaron la claridad

negando la luz del día.

 

No se vive mal en el sol,

pero en el centro del astro

la imaginación

resiente la falta de lunas

o de cielos claros,

la caída inesperada de la nieve

en una tarde cualquiera de abril

o una puesta dorada

para colocar un par de corazones

sobre una bandeja de plata.

 

Y el secreto de las aves,

y la confusión de los eclipses

cayendo sobre las puertas en bajo relieve.

 

Quemados por la intensidad

de estaciones eternas

los habitantes mueren

en una rueda inmensa

que no se mueve,

con sus trabajos

y sus días sin término.

En los hoteles contemplan

sus cuerpos desnudos,

sus pechos,

sus sexos que arden

sobre espejos brillantes,

sudorosos y secos

como mares de cal.

 

Y van poblando

el laberinto de naranja

que se les ha vuelto la vida

con sus ojos plateados,

sus lenguas blancas,

con las barbas lentas

que arrastran como esclavos.

 


 

Mauricio Molina Delgado: Profesor catedrático de la Universidad de Costa Rica. Actualmente es director de la Escuela de Filosofía e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas y del Instituto de Investigaciones Psicológicas de dicha universidad.  Tiene una licenciatura en Estadística y una maestría en Ciencias Cognoscitivas por la Universidad de Costa Rica y un doctorado en Psicología por la Universidad Aristotélica de Tesalónica, Grecia. Ha publicado entre otros libros de poesía Abominable libro de la nieve (Mexico, 1999, Premio Sor Juana Inés de la Cruz) y Abrir las puertas del mar (Premio Editorial Costa Rica, 2004). En 1998 obtuvo el premio Sor Juana Inés de la Cruz en Poesía y en 2004 el Premio Editorial Costa Rica. Recibió el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría 2016 en poesía.

Ha publicado los siguientes libros de poesía: Abominable libro de la nieve (1999), (Mexico, D. F., CONACULTA, 1999; San José, Ediciones Perro Azul, 1999; San José, Espiral, 2014) Premio Sor Juana Inés de la Cruz, 1998; Maremonstrum, (Municipalidad de Temuco, Chile, 2000; San José, Perro Azul, 2000), Mención de honor en el premio Pablo Neruda vive, 2000 convocado por la Municipalidad de Temuco, Chile; Abrir las puertas del mar (Editorial Costa Rica, 2004), Premio Editorial Costa Rica, 2004; Cuadernos de Salónica (San José, Espiral, 2012); Treinta y seis daguerrotipos de Diotima desnuda (Sevilla, España, Isla de Siltolá, 2016).

 

CURADURÍA: Sean Salas (Costa Rica).