GARY COOPER.
Frank James Cooper es como un gigantesco cometa sobrevolando el Condado
de Lewis y Clark,
llegando siempre demasiado tarde al país del gran cielo,
como casi todos en la antigua tierra de los Crow.
Los llamados hombres guapos regresan a sus casas
cargando con sus pocos muertos,
la pradera se tiñe de verde bizarro
esperando por los lobos transeúntes.
Helena ya es la ciudad de los millonarios,
la Bizancio donde acontecen
las grandes cosas.
Cooper compra un ramo de flores baratas
mientras redacta despacio
su primera carta de despedida.
Los lobos ya pernoctan
al pie de los glaciares azules.
CHICA-BISONTE.
Los bisontes huyen hacia el sur
aunque la hierba aquí
siga pareciendo verde.
Aún no he vivido nada
y ya siento huecas mis alas,
rancio campo para prisioneros
nacidos en manada,
perros yermos que se encogen
al tacto,
mujeres que un día se recogen el pelo
siendo niñas
y al siguiente les piden en
matrimonio.
Permanecer en lo íntimo de los días
acampada detrás de una colina
de leche y amapolas,
chica-bisonte que te alimentas de bayas
y te rebelas frente al frío
de los absolutos,
tendrás carne ahumada
esperándote
cuando regreses a tu aldea.
EN LA ENCRUCIJADA DE JOSÉ HIERRO.
Solo en la encrucijada de José Hierro
como el niño en su particular culto
hacia la adolescencia,
que no es sino un río turbio
que busca unos rayos de sol
a los que dirigir sus dedos.
Con una venda en los ojos
se sienta en el pequeño tronco
hecho de mañanas,
no puede desembocar en otras voces
si quiere ser ya un hombre,
ya no llora,
no sonríe.
Silenciosa cae la tarde en este bosque
donde apenas se escucha
el leve crujido de la hierba,
las músicas encendidas
de Hierro.
El niño se quita al fin la venda
y su padre está al lado,
nunca terminó de irse.
MEMPHIS BLUES.
Debes procurar cantar más despacio
o la tormenta postmodernista
que se cierne
acallará la voz que te esfuerzas tanto
en construir,
has escuchado Memphis Blues Again
de Dylan
mientras juras sobre las nuevas formas
de Isozaki,
has visto florecer el cerezo color rojo-Bauhaus
sin caer demasiado en los consensos.
Te enfundaste los primeros Jeans
tejidos para el espacio exterior
con astronautas
en camiseta sin mangas,
pero Motel Lorena sabe a una paleta diferente
de matices,
carne de madera infinita
para nuevos cowboys
de medianoche.
EL RÍO.
En silencio la noche en la que nacimos
mirando para otro lado,
el hombre cuando está vivo
busca pentagramas invisibles
para las pequeñas crisis.
El portal está en silencio
el niño despreocupado,
se mueve por la inercia
de la sangre,
nadie le conoce
pero conoce a todo el mundo.
Entonces lee a Neruda
y se le rompe
el corazón
en mil noches.
Estoy mirando a ese niño
crecer,
es como un río
próximo a desembocar,
una montaña
a la que se llega
por un
sendero oculto.
* Nota: Todos los poemas aquí publicados son del poemario Countri Solo, Premio Nacional Coronio, 2021.
Boris Rozas: vallisoletano de Buenos Aires (29-01-1972), poeta de amplia trayectoria con ya 16 poemarios a sus espaldas, entre ellos los multipremiados Ragtime (2012), Invertebrados (2014), Las mujeres que paseaban perros imaginarios (2017) o Annie Hall ya no vive aquí (2018).
Ha recibido numerosos galardones por su obra entre los que destacan el León Felipe, Pilar Fernández Labrador, Francisco de Aldana, Hernán Esquío, Gonzalo Rojas Pizarro, Premio Nacional Coronio, Manuel Garrido Chamorro, Álvaro de Tarfe, Justas Poéticas de Laguna de Duero, Justas Poéticas de Dueñas, María Eloísa García Lorca, Villa de Ermua, Peñaranda de Bracamonte, Premio Umbral, Premio La palabra de mi voz, North Texas Book Festival, dos veces finalista del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma, Premio Sarmiento, etc. Ha participado en numerosas obras colectivas y antologías, además de colaborar en multitud de publicaciones de primer nivel. En 2018 compuso el Soneto para el Sermón de las Siete Palabras de la Semana Santa vallisoletana, siendo el primer autor hispanoamericano distinguido con tal honor. Desde 2014 es Ahijado literario de la Casa-Museo de José Zorrilla.
CURADURÍA: Yordan Arroyo (Costa Rica)