Cata apresurada de Silvia Eliade
Golosa balsámica envolvente
fresca en nariz fruta roja
con un recuerdo final de monte bajo
de nuez moscada y juventud perdida
Silvia Eliade
tres días en caserón de roble
con Jacuzzi frente al mar
cosecha del ochenta y dos
reserva ducal
ávida boca
para tu dulce cuello embotellado.
En Maneras de volver
Desde tu corazón de ayer
Así cruzamos juntos
las solemnes avenidas y los campos
los anchos días plenos y los años miserables
la fiebre y sus salones
sin caer en la cuenta de tus cuentas
y el futuro más cerca del pasado
cuando entiendas que la vida que te falta
es entera la vida que me has dado.
En Maneras de volver
Metabolismo basal de un edificio adolescente
Nacerás cuando ames
y por amado tomarás posesión de cuanto venga
con esa solvencia del que ignora
que habla por él un ignorante
pero ahora
que tiene tu latido
el peso de un discurso
ahora que no has pedido nunca prórroga
y no eres todavía un asunto general
un pie de página en cursiva
ahora que de glándulas opíparas colmado
te basta con salir al mundo
para salir del mundo
y la verdad de un colibrí no es suficiente
lánzate escúchate atrévete
cuando enciendan la luz
y justo a tiempo empiece el infinito.
En Ácido almíbar
Mujer con un panal al fondo
Cada abeja en su bondad extrema
escribe con el canto un apego a sus alas
para alzarse y comprender la dimensión del aire
como hace el náufrago al engullir voluntarioso
el agua que separa sus bronquios de las algas
toda abeja madruga si es el caso
listas para el hambre las antenas
palpitante el élitro converso
atenta siempre a su labor cosechadora
su frágil equilibrio ponderado
su lugar en ese pánfilo azul
que llaman horizonte y somos todos
pero esta mujer sobresaliente
atento el rímel a disfrazar su angustia
que dice ser hogaza partitura postre cereal
argumento de un duelo con pistolas
esta mujer que tuvo lo que tiene
la matemática
la joven del violín
apuradora de versos con ginebra
imprevisible entonces al son de una bachata
pasea por su rostro el dedo anular del desamparo
evoca desprovista
la imposible ternura del pezón en retirada
los aledaños benignos de un vientre devorador y astuto
la brújula que sus pasos empuñaban para evitar el norte
y ahora tirita en su final
en busca del enjambre que unos llaman vida
y los desesperados portal de la misericordia
porque
todo dedo admonitorio
todo escrutinio supuestamente inofensivo
toda invectiva amenaza pústula
sacramental divorcio
cualquier afirmación solemne
exclusión en apariencia maliciosa
augurio semblanza devastación urgente
caben en un cucurucho blanco
toda flagelación en su disculpa
toda muerte en su envés
toda paz en su derrota
y todo abrazo pendiente en la palabra nunca.
En Ácido almíbar
Lo que quiero decir cuando me callo
Que profuso palié mi cuarentena
cuando al paso salieron
hermanos de guardar
y la sirena que acompasó mi vida
que por amado sigo
en este colofón de turbios y enfermeras
dejando a buen recaudo
el entresijo burdel de mis neuronas
¿merezco un poco de esperanza?
¿quién dará con mi voz la despedida
cuando concluya todo?
¿quién eres tú
diosa calostro y corazón de plata?
ese collar perlado
esa risa albaricoque
ese lunar con blusa
anda pasa ven
yo te conozco.
Inédito
CURADURÍA: MARISA RUSSO (ARGENTINA)
RAFAEL SOLER (Valencia, España, 1947) es poeta, reconocido y premiado narrador, profesor universitario y Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España ACE. Ha publicado cinco libros de poesía: “Los sitios interiores” (1980, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez), “Maneras de volver” (2009), “Las cartas que debía” (2011), “Ácido almíbar” (2014, Premio de la Crítica Literaria Valenciana) y “No eres nadie hasta que te disparan” (2016), así como las antologías “La vida en un puño” (2012) y “Leer después de quemar” (2018). Autor también de seis novelas y dos libros de relatos. Ha sido invitado a leer sus poemas en más de quince países, y libros suyos han sido publicados en Hungría, Japón, Italia, Estados Unidos, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Honduras y Perú.