Cinco poemas peregrinacion del aguafiestas
en el último milenio hemos oído un gentil aleteo para mudos
mientras amanece en el centro sin centro del mundo cuando el día rompe su trompeta desangrada
un pájaro de fuego bate las alas de espuma en el bravío torrente de primavera amanece en un árbol espléndido
sus raíces destruyen el tiempo
de las necrópolis imperiales
mi alma lleva la señal de la boca tapada apenas balbuceo estas concherías
de fin de siglo
jeroglíficos de neón
ejercicios de silencio en un país condenado a la asfixia
me preguntás qué pasa en júpiter o en el cuerpo contiguo si tengo noticias de tu corazón o de sarajevo
¿cuál es el color del cielo en un claro entre las nubes?
como un modesto mercachifle busco en el diccionario el secreto de las palabras
junto piedras en el morral del tiempo
Cantiga
hoy me he sentado como se sentaría el último
niño que quedara en la tierra, para pensarte
como se piensa algo por última vez, como se
ama algo que ya no se ama, me he sentado como
una estrella en la mañana a escribirte el último,
óigase bien, el último poema que te escribo en la vida, que es como dictarte gotas de películas mudas al oído, gotearte flor de luna o ponzoña de mariposa a la luz de un futuro mediodía, parado en seco en
mitad de la mar, hoy he rememorado todo lo que viví en vos, aunque las malas lenguas digan que fue sobre vos o vos sobre mí o haciendo el 69 o debatiendo la posición
árabe, hoy he resuelto que eso ya es historia
y no precisamente de la general sino una muy muy particular, una que ya está tan lejos de los dos
que parece que no vale la pena recordarla hoy,
sin embargo la fui desenredando toda como una memoria de papel, recordando los besos de doble sentido,
la pasión avanzando en un solo sentido, las caricias invirtiendo los cinco sentidos, y resuelvo y hago público
que no tengo nada más que decirte, que si te encontrara
en el cielo o en la tierra, si de nuevo coincidiéramos en
el mismo lado de la luz que da a la calle no agregaría
una sola letra al tango, no te traicionaría, de todos modos vos no ibas a alcanzarme con los ojos o con los gritos
de tanto memorizar que en otro tiempo lloraste por algo que valiera la pena, que tantas veces ronroneaste de amor, porque vos lo hacías así, ronroneando, lastimándote, negando, y me hiciste
discursos exaltados cuando vos no, no estás hecha para eso,
ni me sorprenderías in fraganti como lo hiciste la primera vez
y como quisiste y acostumbraste a hacer más o menos durante el año & medio en que fuimos toda-una-vida, cuando estuvimos juntos en la misma sombra,
pero hoy creo que no tengo ni una cola de nada más que darte
y tampoco es porque no tenga nada o te lo haya dado todo,
no es eso, porque tal vez pierdo el tiempo en furias más
cercanas, como bien acostumbramos los hombres, no es eso, porque no tuvimos un hijo ni vos abortaste, no porque no te
haya raptado de los brazos de tu madre, no porque no nos casáramos varias veces en una pequeña ermita colonial
de nicaragua o vos volvieras con tu parentela y tu padre
me echara a los perros, no fue por eso que hoy he remontado río arriba los memoriosos rápidos, ventilado las íntimas mazmorras y puesto las manos al fuego, sino por amor,
mientras dura este pedazo de papel para volver a amarte.
Una educacion sentimental
al amanecer sos otra mujer
mariposa vieja salamandra escurridiza
la madre noche arrulla tu olor sonámbulo hirsuta bajo el maquillaje rubio
cómo mentirle a los huesos
te teñís la sangre con un tinte quinceañero pero sos vieja
vitriólica mientras llorás con la nariz roja
y la cara blanca por el polvo barato
baila y mientras baila
se acomoda las medias
se talla el fustán
se quita el brasier sosteniendo el mundo entero en sus tetas puntiagudas de niña dormida
y queda la sombra
suspendida sobre la sábana sucia
gotitas de humedad corren por el vinil de la sala
una colilla de cigarrillo mentolado enamorado quema la colcha remendada de otras noches chinga a la luz de la lámpara infrarroja
zurda
hedionda de sudor
gorda de cansancio
virgen porque te da la gana
tus principales cualidades chancleteando
las volubles carnes que se escapan
de la ley y el orden
de lo ceñido y apretado
cuántas cesáreas
cuántos abortos
cuántos engendros
diestra onanista pero también siniestra contumaz felatriz
feliz mamadora
real hembra de los ciudadanos
que pagan en vos sus impuestos
tu sombra gastada se repinta
contra la pared del baño
la pintura descascarada por el salitre menstrual en un orinal de salón de baile o de night club
(pintado en letras rojas: entrada de artistas)
el diminuto adolescente
busca el amor en el espejo de tu bostezo
ignora si su primera puta
es también su última madre
papito
le decís con la risa sin prisa del ritual iniciático
el amor es gratis pero hay que pagar por el cuerpo
La vanidad
jakub ben al mansour
hijo de yusuf
príncipe del mogreb
constructor del acueducto de la ciudad roja en 1192 destrozaste fez para hacer de rabat la capital del imperio
los libros de historia y filosofía ardieron
en fogatas más altas que el ánima de fátima la hija del profeta
para conservar la pureza del quóram
arrasaste mil veces españa y mil veces la rehiciste y después creaste la mezquita de sevilla
y soñaste con unir el mar rojo con el mediterráneo
redujiste a polvo y piedra
lo más grandes palacios de tu época
solo para atesorar otros mayores
aplacaste el orgullo de las ciudades imperiales hasta saciar la vanidad del emperador
y ahora
jakub ben al mansour
de tus jardines no quedan más que algunos tallos quebrados y secos
y tus propios palacios ya no se ven
bajo otros escombros
construidos por los reyes que quisieron igualarte
nadie detiene la historia
león del desierto
en meknés
la puerta más hermosa del islam recuerda tu hazaña
en marrakech
se hacen aún más viejos los muros
que no pudiste destruir y la arena bajo el sol cuenta de tus insondables fatigas
solo quien ha llevado
el suicidio
en la punta de la vida,
el silencio como una plomada, cada hora de subsistencia multiplicando la muerte
y después, mucho después,
ama, no importa
si con nostalgia o ahogo,
solo quien ha visto la vida arrepentirse en sus manos,
solo quien ha enterrado los muertos de su corazón,
quemado las naves,
bebido la sagrada bilis del descontento
y lanzado sus sueños
en una botella al mar de todas sus incertidumbres, podrá decir que está vivo,
solo quien ha tragado
entre sorbo y sorbo
SOLO QUIEN HA LLEVADO...
poco a poco
su propia manera de morirse
y ha visto el diablo quitándose la máscara
en el espejo mezquino de cada mañana,
solo quien se ha cortado pedazos de sí mismo
para arrojarlos lejos,
y los ha visto revenar en un cuerpo bien amado
podrá decir que está vivo
*Todos los poemas son tomados de Vestigios de un naufragio. Poesía reunida 1980-2015 (Germinal, 2015).
CURADURÍA: SEAN SALAS (COSTA RICA)
Carlos Cortés (San José, 1962). Narrador, poeta y ensayista. Es profesor de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica. Su obra poética fue editada en Vestigios de un naufragio. Poesía reunida 1980-2015 (Germinal, 2015) y en Festín en época de peste (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2016). Recibió el Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón y fue finalista del Premio Internacional Jaime Sabines, México, y de la Bienal de Poesía Provincia de León, España. Ha publicado ocho novelas, entre las que destacan El año de la ira (2019), Larga noche hacia mi madre (2013), finalista del Premio Internacional Rómulo Gallegos y Premio Centroamericano Monteforte Toledo, y Cruz de olvido (1999).