JOSUÉ RODRÍGUEZ CALDERÓN | AJKÖ KI No 2

JOSUÉ RODRÍGUEZ CALDERÓN | AJKÖ KI No 2

 

 

 

Fogón de volcanes

 

Broté entre hileras de paz y democracia,

un azul viviente me vio nacer,

rojo el sacrificio que delatan mis venas,

blanco algodón simiente de mi tierra.

 

Un beso de bondad regó

cuánta piel en los campos esmeraldas,

rica en nutrir mi corazón de belleza,

la marimba contenta dio sus saludos.

 

Los versos de tantas batallas

entre siglos de naranja prisionera,

hoy sacuden el horizonte, pináculo

de esta costa serena en mi esencia.

 

Hijo con anchas costillas

por donde ríe y pasea el venado

cola blanca y una milicia refulgente

de bueyes, aroma café alborota el aire.

 

Un himno de historia, palpitar

ancestral, llevo tatuado en mi frente,

ahí un espejo revela la antorcha

dentro de mis fauces que faroles entonan.

 

Con mucha fuerza y brisa

de senderos desconocidos,

pero esa pintura descomunal de arte

en olla divina de culturas, gotea el país.

 

Crecí de aguas gratas alimentando

manos artesanas, fogón de volcanes

mueven mi cuna, Costa Rica densa

como almohada en mi médula.

 

Sol con tambores hacen eco

desde la Nicoya vibrante hasta

los párpados de Golfito, mi tierra

llora sólo sonrisas paradisíacas.

 


 

Sangre sin pudor

 

Al acabarse el sol y encenderse

la antorcha, desperté creciendo

en una mancha de sangre sucia,

opaca, helada, sobre la cual

decir ramera y no mujer

es un hábito de poder.

 

Donde tatuar nombre de animales

en el rostro de una chica

y mofarse de su cuerpo es

un lujo maldito y añorado.

 

La gran estrella se marchó,

el cielo marchito obligó a la lluvia

a bajar en gotas de sangre sin pudor,

el paraguas de justicia no alcanzó

dar su sombra a pobres

y sufridos rostros, inmolados hombros

son camellos donde cabalga el rico.

 

Una herida sorda firmó la indiferencia

de ojos con cabelleras humanas,

vitrinas de egoísmo se elevan

como humo exacerbado decorando

una ceguera sin volumen.

 

Pensé en ese sonido vigoroso

que espanta la calma al descubrir

la urna devorada por monedas

al son de besar un Cristo lóbrego

en piel de madera; el amor vendido

por una doctrina religiosa enmascarada.

 

Dentro de innumerables bosquejos

bañados por tintes inhumanos,

presencié la carcajada soltada

desde las fauces de una política

enriquecedora de sus panfletos

donde duerme la doble moral;

los gobierna su propia hambre desordenada.

 

Tardía la mañana herrumbrada

y nostálgica, famélica y sin deseos

de adueñarse de aquella pimienta roja,

soltó el aliento de un obsceno frío

poniendo en evidencia la locura

de una violación como halago,

sin sentencia ni justicia, mucho

menos la limpieza de una conciencia.

 

Alumbré un precipicio eterno pero doliente

ahí no llegó ni siquiera un haz mal entonado, violentan las arterias

de la minoría, el poder se consume

en un calvario de abrojos,

un laberinto lúgubre sin final.

 

Noticias en ese mar pestilente

color amargo se envuelven

en engaños y se llena

a leguas de un inerte amarillista,

sinónimo de lamento famélico.

 

La noche en coma se refugió

en los trozos de aspavientos demacrados,

neuronas comidas se convirtieron

en vectores del ruin sulfuroso,

la empatía no existió, fue catapultado

con gritos de la más intensa neblina;

me estremeció la pesadilla de vivir

junto a la pena en una gota sangrienta.

 


 

Constelación de vida

A mi madre.

 

Mamá, bendita esa constelación

de vida, luciérnagas imitan

esa tea que alumbra una tarima

donde la bondad duerme en canción.

 

En una fase teatral, un guión

de tu amor puso a mis risas

a danzar sobre senderos de estrellas,

música cósmica detrás del neón.

 

Aquel cálido beso desbordado

en devoción, hechizó eternamente

mi mirada en galaxias flagrantes

situadas en tu fiel corazón.

 

Y seguramente silueta risueña

teñida de perfección, imagen tuya,

miraste ceñida, mas hoy enseñan

mis latidos, inigualable eres tú mi dulzura.

 

Bosquejo en órbita sideral

y rayaste cuantas hipérboles

amenas de mimos aspirantes

a columpiarme en un cariño sin final.

 

Se abrieron las persianas

de una pasión inconmensurable,

la astrología se quedó lejana

de rastrear este cosmos inquebrantable.

 

La elocuencia magistral del verbo

amor amaneció en tu voz

cada día, un pizarrón veloz

con caricias enmarcadas vi en tu eco.

 

Mamá ¡ojalá el período

de este reloj no acabe extinguiéndose!,

sino perdure como un final dormido,

nuestros momentos en infinidad divirtiéndose.

 

Rocíos de astros me anclan a ti,

silbidos en el viento me arrullan,

mientras te pienso y una corona así

resalta donde tu áurea aúlla.

 

Ajustando la ventana de nebulosas,

reafirmo tu aliciente abrazo

durante un crepúsculo encantado,

entono una albura de mágicas lunas.

 

No hay duda de tu real conquista

por sobre las torres de otros amores,

la bendición milagrosa envuelta en maravilla

es tu carcajada ilesa, similar a los acordeones.

 

Augusto en una balada atrevida

me visto, salgo en un guiño

relampagueante junto a tu hermosura,

flamantes bailaremos en una constelación de locura.

 


 

 

El Exiliado

Exiliado de mis planes,

de mis murmullos por poseer

mis anhelos en la tierra

de la realidad.

 

Gobernado por el afán

de pintar mis anécdotas

con el agrado del tiempo.

 

Bendije mi locura

y mi loción de aventura,

cualquier presagio de la más

trágica envoltura

se quedaría en los asientos

para el festín de un amanecer desierto.

 

Así quedé siendo foráneo

de mi futuro trambólico,

los lunares de mi silencio

crecieron desorbitados

ante la pena que anuncia

el desperdicio de efímeros deseos.

 

No hubo carta de despido

ni remuneración por el trabajo

empeñado en mis proyectos;

fui exiliado sin anuncio y me creí

ajeno al desorden parlanchín

que rompía contra mi ventana melancólica.

 

Aquel océano de palabras

enajenadas donde la luz

yacía inmortal, quedó goteando

en cataratas de despedidas sin retorno.

 

Latente al cambio

de mis sueños heráldicos,

afiné mi desesperanza y estando

millas fuera de mis pasiones,

me hice amante de las estaciones.

 

¡Exiliado soy de estas tierras

inquietas!, me adorné con el vestigio

de múltiples letras mudas, abracé

la duda sembrada en las horas,

día tras día besé la sombra

que agonizaba mi semblanza.

 

La oración de un adiós

fue la huella hacia mi alma,

el regreso de un comienzo

en la luna cincelada.

 

Así sacudido por el viento

respondí al eco desde mi interior,

broté en lienzos de sorpresas

lejos de la monotonía.

 

Asomado el final

en mis pensamientos se liberó

el dínamo de serendipias siderales.

 


 

Superenzima

Al gastarse los gritos evaporados

de los años mi argumento de vida

sobreviva inmarcesible, firme

como una superenzima

dentro de esta existencia.

 

Pasar cerca del sol sin miedo

a derretirme o de la sonrisa fugaz

a deteriorarme, porque soy

niebla inalcanzable para los tabúes

atragantados en el tiempo.

 

Mi voz un catalizador que acelere

todo miedo y lo despoje de toda

traición; inyectar aire

a la incoherencia de dormir

desnudo junto al frío.

 

Vertirme inquieto pero sereno

dentro de miradas quisquillosas

al dialogar taciturno con la duda

de un mar sin medida,

de un aliento demacrado.

 

Vestirme joven el enigma

de soñar viejo con una cicatriz

agridulce y remar a la proyección

de azulejos recuerdos, mi médula

no llorará el herrumbre.

 

Al agonizar las notas de todo hombre,

mi catarsis de lenguaje sideral

dentro de agobiantes reacciones,

sea el guión de una superenzima,

flexible, lleno de todo brío estelar.

 


 

Josué Rodríguez Calderón: (1998), poeta indígena bribri y ngabe, nacido en San José Costa Rica, desde el 2006 reside en el territorio indígena de Salitre de Buenos Aires, Puntarenas y estudia Zootecnia en la Universidad de Costa Rica donde forma parte del Movimiento Indígena Interuniversitario (MIINTU). Es miembro de la ONG Gente y Fauna, así como del grupo de danza Colectivo Aliciente. Es parte de la Sociedad de Poetas Cartagineses desde el 2020 y de Otro Taller Literario en este 2021; sus poemas han sido publicados en las revistas Virtual Quimera (Costa Rica, 2021), Herederos del Kaos (Estados Unidos, 2021), Literatura.si (Eslovenia, 2021), Caracola Magazine, Iguales, MEUI Cultural y Apofénicos (México, 2021), en la antología poética "Secretos del corazón" de Ediciones Afrodita (Argentina, 2021) y la antología "Se hace amarres… de amor propio" de Acuarela Humanística (México 2021).

También ha sido invitado a la Radio Cultural de Buenos Aires y participado en el conversatorio de poesía "Semilla y palabra" realizado por el Centro Cultural de España en Costa Rica durante el 2020. Además, tuvo una participación en el I Festival Internacional de poesía "Soñéis con un poeta" organizado por la revista literaria Cardenal (México, 2021). Su trabajo ha sido traducido al inglés, esloveno, ngabe y bribri.

 

CURADURÍA: Yordan Arroyo (Costa Rica)