Fogón de volcanes
Broté entre hileras de paz y democracia,
un azul viviente me vio nacer,
rojo el sacrificio que delatan mis venas,
blanco algodón simiente de mi tierra.
Un beso de bondad regó
cuánta piel en los campos esmeraldas,
rica en nutrir mi corazón de belleza,
la marimba contenta dio sus saludos.
Los versos de tantas batallas
entre siglos de naranja prisionera,
hoy sacuden el horizonte, pináculo
de esta costa serena en mi esencia.
Hijo con anchas costillas
por donde ríe y pasea el venado
cola blanca y una milicia refulgente
de bueyes, aroma café alborota el aire.
Un himno de historia, palpitar
ancestral, llevo tatuado en mi frente,
ahí un espejo revela la antorcha
dentro de mis fauces que faroles entonan.
Con mucha fuerza y brisa
de senderos desconocidos,
pero esa pintura descomunal de arte
en olla divina de culturas, gotea el país.
Crecí de aguas gratas alimentando
manos artesanas, fogón de volcanes
mueven mi cuna, Costa Rica densa
como almohada en mi médula.
Sol con tambores hacen eco
desde la Nicoya vibrante hasta
los párpados de Golfito, mi tierra
llora sólo sonrisas paradisíacas.
Sangre sin pudor
Al acabarse el sol y encenderse
la antorcha, desperté creciendo
en una mancha de sangre sucia,
opaca, helada, sobre la cual
decir ramera y no mujer
es un hábito de poder.
Donde tatuar nombre de animales
en el rostro de una chica
y mofarse de su cuerpo es
un lujo maldito y añorado.
La gran estrella se marchó,
el cielo marchito obligó a la lluvia
a bajar en gotas de sangre sin pudor,
el paraguas de justicia no alcanzó
dar su sombra a pobres
y sufridos rostros, inmolados hombros
son camellos donde cabalga el rico.
Una herida sorda firmó la indiferencia
de ojos con cabelleras humanas,
vitrinas de egoísmo se elevan
como humo exacerbado decorando
una ceguera sin volumen.
Pensé en ese sonido vigoroso
que espanta la calma al descubrir
la urna devorada por monedas
al son de besar un Cristo lóbrego
en piel de madera; el amor vendido
por una doctrina religiosa enmascarada.
Dentro de innumerables bosquejos
bañados por tintes inhumanos,
presencié la carcajada soltada
desde las fauces de una política
enriquecedora de sus panfletos
donde duerme la doble moral;
los gobierna su propia hambre desordenada.
Tardía la mañana herrumbrada
y nostálgica, famélica y sin deseos
de adueñarse de aquella pimienta roja,
soltó el aliento de un obsceno frío
poniendo en evidencia la locura
de una violación como halago,
sin sentencia ni justicia, mucho
menos la limpieza de una conciencia.
Alumbré un precipicio eterno pero doliente
ahí no llegó ni siquiera un haz mal entonado, violentan las arterias
de la minoría, el poder se consume
en un calvario de abrojos,
un laberinto lúgubre sin final.
Noticias en ese mar pestilente
color amargo se envuelven
en engaños y se llena
a leguas de un inerte amarillista,
sinónimo de lamento famélico.
La noche en coma se refugió
en los trozos de aspavientos demacrados,
neuronas comidas se convirtieron
en vectores del ruin sulfuroso,
la empatía no existió, fue catapultado
con gritos de la más intensa neblina;
me estremeció la pesadilla de vivir
junto a la pena en una gota sangrienta.
Constelación de vida
A mi madre.
Mamá, bendita esa constelación
de vida, luciérnagas imitan
esa tea que alumbra una tarima
donde la bondad duerme en canción.
En una fase teatral, un guión
de tu amor puso a mis risas
a danzar sobre senderos de estrellas,
música cósmica detrás del neón.
Aquel cálido beso desbordado
en devoción, hechizó eternamente
mi mirada en galaxias flagrantes
situadas en tu fiel corazón.
Y seguramente silueta risueña
teñida de perfección, imagen tuya,
miraste ceñida, mas hoy enseñan
mis latidos, inigualable eres tú mi dulzura.
Bosquejo en órbita sideral
y rayaste cuantas hipérboles
amenas de mimos aspirantes
a columpiarme en un cariño sin final.
Se abrieron las persianas
de una pasión inconmensurable,
la astrología se quedó lejana
de rastrear este cosmos inquebrantable.
La elocuencia magistral del verbo
amor amaneció en tu voz
cada día, un pizarrón veloz
con caricias enmarcadas vi en tu eco.
Mamá ¡ojalá el período
de este reloj no acabe extinguiéndose!,
sino perdure como un final dormido,
nuestros momentos en infinidad divirtiéndose.
Rocíos de astros me anclan a ti,
silbidos en el viento me arrullan,
mientras te pienso y una corona así
resalta donde tu áurea aúlla.
Ajustando la ventana de nebulosas,
reafirmo tu aliciente abrazo
durante un crepúsculo encantado,
entono una albura de mágicas lunas.
No hay duda de tu real conquista
por sobre las torres de otros amores,
la bendición milagrosa envuelta en maravilla
es tu carcajada ilesa, similar a los acordeones.
Augusto en una balada atrevida
me visto, salgo en un guiño
relampagueante junto a tu hermosura,
flamantes bailaremos en una constelación de locura.
El Exiliado
Exiliado de mis planes,
de mis murmullos por poseer
mis anhelos en la tierra
de la realidad.
Gobernado por el afán
de pintar mis anécdotas
con el agrado del tiempo.
Bendije mi locura
y mi loción de aventura,
cualquier presagio de la más
trágica envoltura
se quedaría en los asientos
para el festín de un amanecer desierto.
Así quedé siendo foráneo
de mi futuro trambólico,
los lunares de mi silencio
crecieron desorbitados
ante la pena que anuncia
el desperdicio de efímeros deseos.
No hubo carta de despido
ni remuneración por el trabajo
empeñado en mis proyectos;
fui exiliado sin anuncio y me creí
ajeno al desorden parlanchín
que rompía contra mi ventana melancólica.
Aquel océano de palabras
enajenadas donde la luz
yacía inmortal, quedó goteando
en cataratas de despedidas sin retorno.
Latente al cambio
de mis sueños heráldicos,
afiné mi desesperanza y estando
millas fuera de mis pasiones,
me hice amante de las estaciones.
¡Exiliado soy de estas tierras
inquietas!, me adorné con el vestigio
de múltiples letras mudas, abracé
la duda sembrada en las horas,
día tras día besé la sombra
que agonizaba mi semblanza.
La oración de un adiós
fue la huella hacia mi alma,
el regreso de un comienzo
en la luna cincelada.
Así sacudido por el viento
respondí al eco desde mi interior,
broté en lienzos de sorpresas
lejos de la monotonía.
Asomado el final
en mis pensamientos se liberó
el dínamo de serendipias siderales.
Superenzima
Al gastarse los gritos evaporados
de los años mi argumento de vida
sobreviva inmarcesible, firme
como una superenzima
dentro de esta existencia.
Pasar cerca del sol sin miedo
a derretirme o de la sonrisa fugaz
a deteriorarme, porque soy
niebla inalcanzable para los tabúes
atragantados en el tiempo.
Mi voz un catalizador que acelere
todo miedo y lo despoje de toda
traición; inyectar aire
a la incoherencia de dormir
desnudo junto al frío.
Vertirme inquieto pero sereno
dentro de miradas quisquillosas
al dialogar taciturno con la duda
de un mar sin medida,
de un aliento demacrado.
Vestirme joven el enigma
de soñar viejo con una cicatriz
agridulce y remar a la proyección
de azulejos recuerdos, mi médula
no llorará el herrumbre.
Al agonizar las notas de todo hombre,
mi catarsis de lenguaje sideral
dentro de agobiantes reacciones,
sea el guión de una superenzima,
flexible, lleno de todo brío estelar.
Josué Rodríguez Calderón: (1998), poeta indígena bribri y ngabe, nacido en San José Costa Rica, desde el 2006 reside en el territorio indígena de Salitre de Buenos Aires, Puntarenas y estudia Zootecnia en la Universidad de Costa Rica donde forma parte del Movimiento Indígena Interuniversitario (MIINTU). Es miembro de la ONG Gente y Fauna, así como del grupo de danza Colectivo Aliciente. Es parte de la Sociedad de Poetas Cartagineses desde el 2020 y de Otro Taller Literario en este 2021; sus poemas han sido publicados en las revistas Virtual Quimera (Costa Rica, 2021), Herederos del Kaos (Estados Unidos, 2021), Literatura.si (Eslovenia, 2021), Caracola Magazine, Iguales, MEUI Cultural y Apofénicos (México, 2021), en la antología poética "Secretos del corazón" de Ediciones Afrodita (Argentina, 2021) y la antología "Se hace amarres… de amor propio" de Acuarela Humanística (México 2021).
También ha sido invitado a la Radio Cultural de Buenos Aires y participado en el conversatorio de poesía "Semilla y palabra" realizado por el Centro Cultural de España en Costa Rica durante el 2020. Además, tuvo una participación en el I Festival Internacional de poesía "Soñéis con un poeta" organizado por la revista literaria Cardenal (México, 2021). Su trabajo ha sido traducido al inglés, esloveno, ngabe y bribri.
CURADURÍA: Yordan Arroyo (Costa Rica)