EL COMETA HALLEY CANTADO POR DOS POETAS COSTARRICENSES DE FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Por: Luis Gustavo Lobo Bejarano[1]
"Vine al mundo con el cometa Halley en 1835. Vuelve de nuevo el próximo año, y espero marcharme con él", esas palabras de Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain, pronunciadas en 1909, resultarían proféticas. El 21 de abril de 1910, mientras el cometa Halley pasaba cerca de la Tierra moría de un infarto.
Este tipo de situaciones no fue ajena a ningún país. En Costa Rica, al mismo tiempo que el cometa era visible sucedía el famoso terremoto de Santa Mónica, el 4 de mayo de 1910. La prensa nacional se llenó de noticias y artículos, algunos de ellos firmados por científicos como la del Dr. Juan Rudín (1849-1932), científico y profesor suizo radicado en nuestro país, quien fue uno de los promotores del estudio de la cosmografía y el Licenciado Geómetra Pedro Nolasco Gutiérrez (1855-1918), estudioso de fenómenos astronómicos, sismológicos y meteorológicos.
Siempre se ha dicho, como parte de la leyenda, que Pedro Nolasco Gutiérrez predijo el terremoto de Santa Mónica y que esa predicción estaba ligada al paso del cometa Halley. Nolasco, que publicaba su "Almanaque de don Pedro Nolasco", publicación anual que también contenía información meteorológica, marcó en este los días en que se avistaba el cometa Halley en nuestro país (del 12 de abril al 4 de mayo de 1910) y le atribuyó al período un carácter “crítico y misterioso”. Esa predicción de Nolasco coincidió con una fuerte actividad sísmica que se inició el 13 de abril y culminó con el terremoto que destruyó Cartago, el 4 de mayo de 1910.
El Cometa Halley el 15 de mayo de 1910.
Pedro Nolasco Gutiérrez Gutiérrez (1855-1918)
Por tanto no es de extrañar que el fenómeno astronómico fuera cantado por los poetas. Dos muestras de ello nos llegan de la mano de Lisímaco Chavarría Palma y de Eduardo Calsamiglia Arias. Los textos los recuperamos del periódico La Información. Año III. No. 637. Domingo 1 de mayo de 1910, página 2.
Se trata de dos textos muy distintos uno del otro. Lisímaco trata al cometa Halley como un viajero del espacio y como tal lo saluda. Escribe su poema en el mes de abril y nos obsequia un poema muy propio de su estilo y de su pluma.
Calsamiglia, también le es fiel a su manera de ser. Se trata de un texto particular, una “Profética” donde nos da una visión de la forma de ser y de la idiosincrasia costarricense. A más de un siglo de escrito el poema, podremos ver que el tico ha cambiado relativamente poco si en asuntos de creencias y demás se trata. Calsamiglia menciona en su texto (mientras que Lisímaco se abstiene de hacer algo similar, la única mención es la dedicatoria a Fabio Baudrit) a algunos personajes: Pedro Nolasco –científico del que ya algo hemos hablado-, Don Orlindo Olivares (hemos encontrado una publicación en la revista Arte y Vida. Año I No. 4. 15 de mayo de 1910, ejemplar dedicado en mucho al terremoto de Cartago. El apellido Olivares, sin poder confrontar la publicación nos ha aparecido en el índice de la revista Páginas Ilustradas), y nos cita a Gumiel seudónimo anagrama de Miguel González Soto poeta alajuelense y conocido por sus poemas satíricos en nuestro ámbito literario.
Un último dato interesante: sabemos que Calsamiglia era astrónomo aficionado y que gustaba otear el cielo con su telescopio, sobre todo desdelo alto del Fortín de Heredia que había erigido Fradrique Gutiérrez.
Son, como se dijo, dos textos muy distintos y muy interesantes. Pocas veces confluyen dos poetas celebrando, cada uno muy a su manera, el paso de un cometa. Aquí dejamos dos muestras maravillosas:
Juan Rudín Iselin (1849-1932)
CANTO AL COMETA HALLEY
A Fabio Baudrit
¡Bienvenido, viajero del espacio!
Eternamente errante
fuiste veloz de uno al otro foco
regando tus fulgores de topacio.
No paras ni un instante
como si fueras un beduino loco
obstinado en marchar por una ruta
que mano excelsa te trazó en los cielos…
¡Y nada te detiene ni te inmuta!
Terror infundiste a mis abuelos
y hoy vuelves a nosotros con tu cauda,
sereno, indiferente…
En el abismo
discurres entre mil constelaciones
como una esfinge muda
que a un nuevo paganismo
propusieras enigmas.
Las naciones
que arrastran su miseria en este astro
tornan a verte: anhelan preguntarte
tantos secretos que en tu seno duermen:
de los soles con lumbre de alabastro,
de Neptuno, de Júpiter y Marte:
del gran reloj astral, cuando era germen,
del germen de ti mismo
de la luz de tu blonda cabellera
que finge una bandera
desplegada ondulando en el abismo
y en mano de un coloso…
¡Y eres apenas punto en movimiento
luciérnaga de luz del anchuroso
y mudo firmamento!
El grito gigantesco de los mares,
los rumores de todas las montañas,
el canto del volcán que estalla en trueno
no llegarán a ti, ni los cantares
de todos los Homeros!
Tus entrañas
no habrán de conmoverse allá en tu seno,
mas quiero que mi lira,
que fue de todo lo eternal cantora
te eleve un himno de entusiasmo ahora
que pasas, como nómada, en tu gira.
Esa grandeza sideral del traje
que luces a tu paso,
¿no es la veste de un Dios?
Con tu coturno
pasas dejando luminosas huellas,
al través de Perseo y de Pegaso.
Refiérenos la historia de Saturno
siempre ataviado con su triple anillo,
y la Cruz del Sur –las cuatro estrellas-
-firma de Dios- escrita sobre un muro
erguido entre el pasado y lo futuro.
Dinos, cuando te internas
en esas oquedades
del espacio que abruma el pensamiento,
¿qué lóbregas cavernas
visitas en aquellas soledades
en donde cada siglo es un momento?
¡. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .!
Y nada nos respondes
¡acaso no entendemos tu lenguaje!
¡Mísera condición del ser humano!
Habla, dónde te escondes
en ese largo viaje…
El niño que dejaste hoy es anciano
-hoja marchita que tostó el verano
de la edad: otros duermen en la tumba
prestando savia a la fragante rosa.
El viento de la muerte helado zumba
y pide carne la insaciable fosa
y vuelve a renacer esa materia
en chispa de oro convertida en lampo,
en rubí, en arbusto o en aroma,
en sangre de la arteria,
en fresca flor del campo,
en iris, en pantano, o en paloma.
¿Volverás a brillar a nuestra vista?
¡Quién sabe si el destino
te hará variar de norma!
Mas si vuelves, sin duda yo no exista,
ya no podré admirarte en tu camino
luciendo, en el azul, de extraña forma.
LISÍMACO CHAVARRÍA
LISÍMACO CHAVARRÍA
Abril de 1910.
LISÍMACO CHAVARRÍA (1873-1913). Poeta cuya obra se caracteriza por un estilo espontáneo e instintivo, con el que trata de construir una visión del mundo rural y un sentimiento trágico del vivir inclinado hacia la naturaleza. Aunque sus libros se publicaron en la primera década del siglo en realidad son premodernistas con rasgos románticos. Obtuvo la Flor Natural en los Juegos Florales de 1909 con el libro Poema del agua. Trabajó en la Biblioteca Nacional en 1907 y en 1910.
Obra
1904 Orquídeas
1906 Nómadas
1907 Desde los Andes
1808 Añoranzas líricas: poema vivido
1909 Poema del agua
1913 Manojo de guarias
1919 Palabras de la momia
EL COLAZO DEL COMETA
Profética
Ya no tiembla, señores,
pero, según parece, los temblores
dejan, como terrible consecuencia,
una nube de sabios repentinos
que en periódicos, plazas y caminos,
hacen alarde de su innata ciencia.
Antes, Pedro Nolasco solamente
espantaba a la gente
prediciendo temblores y cometas;
pero esta tembladera
ha formado tantísimos profetas
que hasta mi lavandera
se ha vuelto profetisa
y en vez de ir a la fuente se va a misa,
olvidando el oficio
para asistir al santo sacrificio
donde se lava el alma, pues solo esa
es la única limpieza
que conviene a los hombres en esta hora
en que, según afirma esa señora,
el Diablo, que hoy se llama, aunque es el mismo,
Jaléy, o cosa así, viene muy bravo
a rompernos a todos el bautismo
dándonos un colazo con el rabo.
Entre mi lavandera profetisa
y aquel otro profeta
que dice que el cometa
nos va a matar de risa,
hay una larga escala
de astrónomos ramplones,
que, sin ser preguntados, hacen gala
de opuestas opiniones.
Yo (la modestia aparte) soy un sabio
y como tal, también tengo el resabio
de hablar a troche y moche
y de externar las muchas cosas bellas
que allá en las altas horas de la noche
me enseñan mis amigas las estrellas.
Y opino firmemente que sería
injusticia, privar al universo
de esta mi profecía
que es verdadera aunque la escriba en verso.
El cometa de Halley a su paso
nos dará, de seguro, ese colazo
que tanto se ha temido,
o dicho de otro modo: este planeta,
se verá varias horas consumido
en la enorme cauda del cometa.
El viajero celeste
que desde los dominios de Neptuno
visita, uno por uno,
los siete compañeros de la Tierra
y que ha visto en sus largas excursiones
las ignotas regiones
de seres extrahumanos
donde los selenitas y marcianos
viven desconocidas existencias,
va a fundir en la atmósfera terrestre
sus caudales de largas transparencias
y el aire de este globo, que es impuro,
se purificará de tal manera
que ni Dios que conoce nuestra esfera
la podrá conocer en lo futuro.
Destruída [sic] en el espacio la mefítica
atmósfera del mal que nos rodea,
no será la política
una cosa tan fea
cual parece ser en estos tiempos malos
en que cualquier destino se pelea
a calumnias y a palos.
Entonces el buen Truque (don Eloy)
que según declara hoy
ve en todas partes vicios sin segundo
y tumbas y tormentas y atentados,
escribirá otro artículo jocundo
diciendo que este mundo
es el más santo de los mundos creados.
Don Orlindo Olivares
no volverá a escribir esos cantares
que su genio reviste
de modernistas flores,
(o los hará mejores
si en hacerlos persiste).
Gumiel, el literato decimero
nos cambiará la rima ¡Dios primero!
dejando al fin esa costumbre pésima
de agarrarse a la décima
para darle tormento al mundo entero.
Esto será un Edén, como aquel de antes,
donde los hombres ya purificados
vivirán consagrados
a su propio bien y al de sus semejantes.
Andaremos desnudos como Adanes,
luciendo al aire nuestras carnes nuevas,
sin que hagan ademanes
de asombro, al vernos, las desnudas Evas.
Viviremos sin ropas al descuido
porque siendo perfectos
no necesitaremos del vestido
que solo sirve, como es bien sabido,
para ocultar torpezas y defectos.
La fruta de la muerte y de la vida
no existirá por dicha
en este nuevo Edén,
donde el árbol del bien
será la única planta conocida;
pues sabiendo el Señor por excelencia,
lo que produce el árbol de la ciencia
no ha de sembrarlo allí de ningún modo,
que someternos a segunda prueba,
mientras quede alguna Eva,
es arriesgar el todo por el todo;
¡porque los hombres, aun purificados
de sus carnes livianas,
fueron, son y serán aficionados
a esa maldita clase de manzanas!
¡Venga el veinte de mayo ¡y en buena hora!
que gracias a la cauda brilladora
del cometa fecundo,
todos seremos buenos en el mundo
a partir de ese día!
Esta es mi profecía
lectores sabios y lectoras bellas;
tal es lo que dicen por las noches
mis amables amigas las estrellas.
EDUARDO CALSAMIGLIA
EDUARDO CALSAMIGLIA
En: La Información. Año III. No. 637. Domingo 1 de mayo de 1910, página 2.
EDUARDO CALSAMIGLIA (1880-1918).Dramaturgo y militar, autor de una considerable obra dramática que incluye uno de los mejores dramas de la primera mitad del siglo XX, El combate, bien estructurado, que presenta un conflicto ideológico de la humanidad en general sin referencias a la historia social. Nació en San José y falleció en Guatemala cuando se desempeñaba como Embajador de Costa Rica. Se inició en la escritura literaria en España; autor de comedias de tendencia costumbristas y de sátira social; algunas de sus obras se presentaron en el Teatro Nacional y se recogieron en el volumen titulado El combate y otras obras dramáticas.
Obra
1898 Versos y cuentos.
1904 Gordos y Flacos, con Óscar Baudrit, Próspero Pacheco, Tranquilino Sáenz, Aquileo J. Echeverría.
1906 Táctica de Infantería.
1908 Las Siete Palabras.
1910 El diablo en el cielo, publicado como follertines en el periódico La Información.
1914 El combate y otras obras dramáticas (contiene: Poderes invisibles, ¡El!, El combate, Resoluciones extremas, Al vapor, Un pecado mortal, ¡Ni en el cielo!, Las opiniones de San Pedro, y La comedia de la vida).
1919 Bronces de antaño, tragedia en verso, obra póstuma.
BIBLIOGRAFÍA
Diccionario biográfico. https://www.sinabi.go.cr/DiccionarioBiografico.aspx
El héroe del terremoto de 1910. Leyenda. Se dice que Pedro Nolasco Gutiérrez anunció el sismo. ¿Lo vaticinó o lo dedujo? En: La Nación, 21 de enero de 2007. https://www.nacion.com/archivo/el-heroe-del-terremoto-de-1910/42SGFP4KLVHEHP54IJNSJPCHWA/story/
Díaz Bolaños, Ronald Eduardo; Solano Chaves, Flora J.; Peraldo Huertas, Giovanni. El legado científico del licenciado geómetra Pedro Nolasco Gutiérrez Gutiérrez (1855-1918). En: Revista Geológica de América Central, 36 Especial 67-95, 2007. file:///D:/Downloads/12293-Texto%20del%20art%C3%ADculo-19563-1-10-20131104.pdf
Payne Yglesias Elizet. Índice general de la revista Páginas Ilustradas. file:///D:/Downloads/P%C3%A1ginas%20Ilustradas%20(1).pdf
Quesada Soto, Álvaro. Bibliografía de la literatura costarricense: 1890-1940. Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995.
Quesada Soto, Álvaro y Lobo Bejarano, Luis Gustavo. Obra Literaria de Eduardo Calsamiglia. Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2006.
[1] Filólogo, rescatista literario e investigador costarricense graduado de la Universidad Nacional en el área de literatura.